Waiting to Happen

Se me terminaron las excusas para no hacerlo. Se me terminaron las excusas para no sentarme a escribir. La primera fue la corrección del libro. La segunda fue el final para el que ni siquiera hay que estudiar. La tercera fue que ponerme a tomar y escribir como lo hacía antes no era apropiado. Se agotaron todas. Yo las agoté o ellas me agotaron a mí.

Conozco una droga que tiene el mismo efecto que una de las más costosas, pero ésta es gratis. Insomnio e inapetencia son sólo dos de sus efectos secundarios, pero la lista es infinita.

Al principio, me torturaba pensando que me gusta comer, que me gusta dormirme en el instante en que pongo mi cabeza en la almohada, que me gusta esa paz. Pero, para seguir disfrutando de esa paz, es necesario que la misma oscile, y que no sea siempre paz, que a veces sea guerra, que a veces sea demencia. Es muy parecido a lo que uno siente cuando está enfermo y puede reconocer lo bien que se siente estar sano, estar normal.

Parecería que uno no siente la imperiosa necesidad de decir que está bien. Eso me hace sentir un poco culpable, porque en el estar bien radica todo, porque estar bien es el final de todas las cosas; estar bien es, en definitiva, la contestación a la pregunta más común del mundo. Y si uno está realmente bien, ¿cuál sería el sentido de seguir dándole vueltas al tema?

Con esto no quiero decir que haya que estar mal para apreciar el estar bien. Sólo quiero hacer hincapié en que a veces uno necesita sufrir y dudar. Sobre todo dudar.

No tiene mucho sentido tirarse en la cama a ver mil capítulos de una serie y pensar “qué tranquilo estoy, qué bueno”. No. Levantate. Desequilibrate. Desequilibrate ahora, porque cuando seas más grande, con toda la sabiduría que la vida te dio, no te vas a arrepentir de lo que hiciste, pero sí de lo que no hiciste. Sí. Hace cosas que no necesitas sólo por el mero placer de desequilibrarte. Obligate a desequilibrarte.

Sé que necesito escucharme más, porque las pocas veces que me escuché a mí en vez de al resto todo salió bien. E inmediamente, recuerdo la frase de Zelda Fitzgerald en mi fondo de pantalla: She quietly expected great thing to happen to her, and no doubt that’s one of the reasons why they did. Y cuando yo tomé decisiones, por arte de magia o por la gracia de Dios, siempre salió todo bien. La verdad es que cuando escucho al resto, todo sale mal o peor. No peor porque los consejos de los demás sean malos. Son peores por el simple hecho de que no es lo que yo haría si pudiera elegir. Y esta vez quiero elegir, porque esta vez puedo elegir…

Everything I’ve been through, all I’ve seen and heard, spent so much of my life in the spiritual third world, but you came and brought the rain here. Something waiting to happen, something learning to fly, we can talk without talking, from inside to inside, I have waited to feel this, for the whole of my life.

Y de pronto, tengo hambre y tengo sueño. Y eso sólo puede significar que, una vez más, tomé la decisión correcta...

Leave a comment